(…) Como te podrás imaginar, aquí vivimos diciendo y repitiendo con desesperación "Para qué, ¡ay!, para qué diablos sirve la guerra , por qué los hombres no pueden vivir pacíficamente, por qué tienen que destruirlo todo..."
La pregunta es comprensible, pero hasta el momento nadie ha sabido formular una respuesta satisfactoria. De verdad, ¿por qué se construyen aviones cada vez más grandes, bombas cada vez más potentes y, por otro lado, casas normalizadas para la reconstrucción? ¿Por qué se destinan a diario miles de millones a la guerra y no se reserva ni un céntimo para la medicina, los artistas o los pobres? ¿Por qué la gente tiene que pasar hambre cuando en otras partes del mundo hay comida en abundancia, pudriéndose? ¡Dios mío! ¿Por qué el hombre es tan estúpido?
Diario de Ana Frank
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