Blogging my death #1


Hoy es uno de esos (muchos) días en los que me pregunto “¿DE VERDAD? ¿DE VERDAD MERECE LA PENA ESTO?”
Y una vez más me respondo a mí misma: “Elisa, deja de quejarte y ponte al lío”.

Y es que esto de estudiar es un asco y todos lo sabemos... Ojo. La cosa no es que las asignaturas que tenga sean feas... PARA NADA. Me parecen preciosísimas. Lo que no me gustan son los profesores... y creo que no soy la única a la que le ocurre. Joder, con lo bonito que es leer un poema de Donne invitándole a la mistress a pasar una agradable velada de sexo salvaje. Y todo porque sus sangres ya se han mezclado en una pulga que previamente les ha picado a los dos. Toda una orgía, ¿eh? Ya... ¿para qué reservarse? No, mujer no. El anillo de la castidad, pa’ los Descojonas Brothers.

Pues lo que iba diciendo. Que esto es un asco. Que lo que nos espera es un infierno peor que el de Fausto. ¡Joder! Ya empezamos otra vez con las referencias a la literatura... Para diez minutos libres que tengo y me dedico a amargarme aún más.

No sé si me conviene escribir aquí mis semanas de exámenes, se supone que debería despejarme y olvidarme de todo... Pero esto, por raro que lo veáis, me motiva un poco. Tanto psicólogo, tanto psicólogo... ¡escribe un blog y se te pasarán las penas!

Pues ya me llaman a poner la mesa... Cuando mi madre vea mis ojos... no sé, me preguntará “hija, ¿tú estudias los apuntes o te los fumas?”

“Un poco de los dos, mamá, un poco de los dos”.


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