Cuando están ellos,

pero SOBRE TODO cuando estáis ambos.

Ríes sin parar. Y no importa lo que la gente mire, lo que la gente hable. Porque son ellos y molan. Porque forman parte de ti a pesar de las diferencias, de las distancias, de las discusiones tontas. Porque sabes que son ellos, que están, que están para ti y que sobre todo están para ambos por igual (porque se supone que es algo recíproco).
Y a veces ansías tanto un abrazo que cuando llega no te lo crees. No crees que después de un muro hay explanada, ancha, larga. Y dejáis olvidadas las barreras. Y que vais a seguir ahí, hablando de mil cosas, llorando tal vez, jugando, gritando y sonriendo con los ojos aunque no se haga con los labios. Apoyando la cabeza y a la vez ofreciendo el hombro.

A veces se hace tan grande que temes que el peso sea demasiado para ti y un día se te resbale de las manos o que no podáis saltar otro muro.

La amistad es una de las cosas más bonitas que hay en la vida y, para mí, una de las más importantes. Pero ese peso, esa bola gigante de historias de dos, tres o más personas tiene que estar sujeta por todos sus lados, de tal forma que se necesita la ayuda de ambas partes para sostenerla. Si no es así, cae irremediablemente. Un golpe seco o una explosión. Pueden ser dos finales distintos. Aunque también existen las explosiones silenciosas. Y sí, las tres formas duelen por igual, pero más aún al que sigue con la mano extendida e intenta recoger los restos del suelo.

1 comentario:

  1. Simplemente, genial. NO podia estar mas de acuerdo, te lo robare y lo pondre en el tuenti.dfrwg blk nlnc iadhn.as,jc nlbsd cg ak

    pd: perdona las letras, le he dicho a mi hermano que lo lea y comente y mira....

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