A cámara lenta.

Parece una película. Parece que cada movimiento, cada segundo, está ya planificado por un trabajado guión. El ambiente, la música, la gente, el olor...Todo en equilibrio, todo calculado al milímetro. Hay gente, mucha gente. Y, como por arte de magia, dos miradas se cruzan. Ese tipo de miradas que se recuerdan a pesar de que pasen días, semanas, meses...Ese tipo de miradas que se quedan grabadas. Ese tipo de miradas de las que podrías decir mil cosas, de mil maneras diferentes y con mil matices distintos.
Y parece que la multitud desaparece, y sólo hay dos personas. Mirándose. La música se atenúa. El ambiente se descarga. La gente calla y se para. Y siguen mirándose. Ella retira la mirada y todo vuelve a su sitio. Bullicio, humo, empujones.
Ella se acerca a su amiga. Él se acerca a su amigo. Y, como por arte de magia, como si de una película se tratara, ambos realizan la misma pregunta: ¿Crees en el amor a primera vista?

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